Keira Knightley, 28, se casó ayer en una ceremonia de bajo perfil en la soleada villa francesa de Provenza. En una escena llena de elegancia bohemia y tan idílica como podría haber sido una de sus películas, ella saltó a la ceremonia con entusiasmo juvenil, llevando margaritas en el pelo.
La novia intercambió votos con James Righton, 29, cantante y teclista de la banda de pop Klaxons, en el ayuntamiento - o La Mairie - de la aldea de la montaña de Mazan en el sur de Francia. La ceremonia de 30 minutos se llevó a cabo en francés por el alcalde de la localidad, Aime Navello, con una traducción al Inglés proporcionada por su hija.
Sólo hubieron 11 invitados, entre ellos los compañeros del novio de la banda Klaxons. "Keira era una novia encantadora, muy modesta y simple en su actitud, al igual que James. Me dio la impresión de que era una experiencia muy conmovedora para ambos", dijo un testigo.
Poco después de mediodía, los recién casados salieron al sol como marido y mujer, donde fueron recibidos por un pequeño grupo de invitados y vítores de la gente. "Fue una ceremonia muy emotiva", dijo uno. "Keira parecía muy conmovida por toda la cosa - habían ciertamente lágrimas de felicidad".
"Hubieron gritos de '¡Bien hecho, Keira' cuando ella salió, pero había tan poca gente presente que no hacían mucho ruido".
La pareja fue entonces conducida de nuevo a la granja familiar Knightley para continuar las celebraciones en una recepción para 50 personas, incluyendo a la actriz Sienna Miller y el diseñador de Chanel Karl Lagerfeld.
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